Desde que soy madre tuve que darle un vuelco a mi vida. Los primeros meses eran duros, pero yo deseaba que creciera porque pensaba que iba a ser mas fácil, pero cada día que pasa me doy cuenta de que no es así. Cada día hay que trabajar más para poder darle una vida mejor y poder enfocarlo hacia un buen camino; Aunque cada día somos mas esclavos de nuestro trabajo hay que intentar sacar tiempo, porque el tiempo y las oportunidades pasan muy rápido y nos perdemos en cosas que realmente no tienen tanta importancia como la que tienen nuestros hijos. A medida que mi hijo crece se me han presentado diferentes dificultades a la hora de poner mis límites, de imponer orden. Mi hijo tiene mucho carácter y todo niño sabe bien a qué palo puede trepar, cuando está conmigo se revoluciona y no es que se porte tan bien como yo quisiera, pero he descubierto a través de juego y actividades qué es lo que lo calma y lo que lo relaja. La música es una de ellas, realmente me parece increíble que la música clásica le guste... cierra sus ojos y empieza a tararearla como puede; algunas nanas (canciones infantiles) en inglés las canta tal como a él le suenan... Recuerdo mucho un día que íbamos paseando y vio una estrella, se paró a verla, cerró sus ojos y empezó a cantarle a la estrella, pidiéndome ayuda para que yo cantara con él.


Limpiar, ordenar... es lo de menos... porque gracias a la pintura y a la música él se está expresando positivamente, sin gritos, sin pataletas... como en muchas ocasiones lo hace. Mi idea es seguir fomentando estas aptitudes que él tiene para poder crear un vínculo más fuerte del que realmente ya tenemos.