A finales del siglo
veinte y durante la primera década del veintiuno, la humanidad ha entrado en un
proceso globalizador. Todos los macro procesos que conforman la sociedad
moderna, como mercados, economía, las fronteras, su sentido de nación, sus
políticas, las leyes, etc.; se han licuefactado dejando atrás la sociedad
sólida, y rígida de siglos anteriores
(Medievo) para iniciar un proceso de unidad, acuerdos y totalidad sobre los
principios que enmarcan la “vida buena”. Estos principios se han recogido sobre
la declaración de los derechos Humanos, que hoy en día le dan la directriz de
identidad al individuo.
La compresión de tales cambios
ha sido compleja. Esto ha hecho mella en
la vida corriente del hombre medio, trasformando profundamente su sentido de
identidad, Desarrollando la idea de tener para si la vida que el merece vivir.
Esta búsqueda ha hecho que la
prevalencia y comorbilidad de enfermedad mental tome relevancia, y
ubicándose como las principales causas
asociadas a la Muerte (Suicidio, Depresión y Esquizofrenia) (WHO, 2001).
En
Colombia tras la implementación y reforma en el año 2001 del sistema de salud,
se crea por primera vez en el país la “Ley de Salud Mental No 1616 de enero de
2013 ", y En enero del 2012, y en coherencia a los lineamientos jurídicos,
la CRES (Comisión de Regulación en Salud Colombiana) “ante la evidencia
científica y de perfil epidemiológico colombiano, encontró cifras importantes
de trastorno y enfermedad mental”
introduce como un avance en el
tratamiento a la “psicoterapia hasta 30 sesiones” y la “psicofarmacología”
básica dentro del POS (plan obligatorio de Salud), poniendo al
alcance del ciudadano medio la
Atención primaria en salud mental de una forma profesional, regulada.
Se puede asegurar que sabemos y tenemos pruebas de que la enfermedad mental
tiene cura.
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