viernes, 9 de enero de 2015

[RiesgoLaboral]:¿Pasa realmente detrás del volante de un taxi?

En estos últimos días los medios de comunicación han puesto en evidencia la grave situación que enfrentan los usuarios del servicio de taxi en Bogotá. "La negación del servicio, las agresiones verbales y físicas, la imprudencia al conducir, los robos y cobros excesivos". Han sido noticias recurrentes en los últimos meses del 2014, y que han hecho que la sociedad Bogotana los vea como enemigos, incluso generando plataformas de denuncia en la red como: "denuncie al taxista" https://twitter.com/denuncietaxista. Aunque la mirada superficial de los periodistas han ubicado el problema sobre el TAXISTA nos preguntamos:

¿Pasa realmente detrás del volante de un #Taxi?

Aprovechando el tiempo de desplazamiento en las ocasiones que he tomado el servicio, he sostenido conversaciones con los conductores intentando ponerme en su lugar como trabajador y no como usuario. Aunque la mayoría de ellos no son dueños del automóvil, cuando se ponen detrás de un volante se deben comportar como si fueran propietarios ya que sus condiciones laborales así lo exigen. No tienen un contrato laboral, ni son prestadores del servicio de conducción. Ellos son arrendatarios del vehículo por doce horas diarias a lo que llaman la “jornada larga”, 12 horas donde deben conseguir superar la cuota diaria para pagar el arrendamiento,  para conseguir ganar un salario del cual se deben descontar el pago como autónomos de su planilla de Salud y seguridad social.

Ser conductor de taxi por el contrario de lo que piensa la sociedad, no es una labor fácil. Implica conocimiento de la ciudad (las mejores rutas, los destinos más comunes, la búsqueda de direcciones), un servicio adecuado al cliente, y asumir el riesgo de una labor extremadamente estresante que los expone a riesgos psicosociales y de salud física.

Un trabajo duro ofertado por parte del empresario en unas condiciones que rayan “formas de esclavitud moderna”  como las denominó el Papa Francisco en la misa del primer día de este año 2015. 

La verdadera responsabilidad está en los Empresarios y funcionarios que miran hacia otro lado la ley Colombiana y la norma que establece claramente un sistema general de riesgo laboral para la generación de un ambiente laboral saludable y seguro. 
Las agresiones, el robo, la mala prestación del servicio sólo son un síntoma de una enfermedad que por décadas se ha ido apoderando del gremio de los transportadores: La corrupción y la avaricia.

Debemos preguntarnos: ¿Quiénes son los verdaderos dueños del servicio de taxis en Bogotá?, e identificar con valentía los tratantes de las nuevas formas de “[Esclavitud Moderna]”.

sábado, 3 de enero de 2015

[SALUD MENTAL]: ¿Es necesario #sufrir?

Al #dolor (desconsuelo-mal-pesar-suplicio-tortura-aflicción-angustia-congoja-daño-pena-tormento-calvario-sufrimiento) le puedes huir...

...puedes hacer como que no ha pasado nada, y continuar, seguir adelante... aunque este #dolor [me refiero al #dolor psicológico, a aquel que genera malestar emocional, que trasciende lo físico y que en ocasiones se #encarna haciéndonos doblegar y parecer incapaces de seguir adelante] se recicla y se codifica usualmente en amargura, reproche, vergüenza, tristeza, desconfianza entre otras. Al #dolor, al #sufrimiento debemos enfrentarlo, y claro, gestionarlo de una manera correcta, y al decir correcta no sugiero estrategias moralmente aceptadas, lo que es correcto tiene un indicador intrínseco que nos orienta hacia lo bueno, hacia lo saludable, lo que de alguna manera nos lleva a la vida buena, bien vivida [#CalidaddeVida].

Una de las estrategias más comunes pero menos aconsejable es el alcohol, que en cualquier caso se consolida como paliativo y en la medida de lo frecuente se convierte en un nuevo dolor, causa estragos a nivel físico y por supuesto psicológico, funciona como inhibidor, como un calmante que logra separarnos de la realidad dolorosa de manera momentánea.

Otra estrategia muy común consiste en encontrar algún culpable de nuestra desgracia, de nuestro sufrimiento y en el peor de los casos se trata de encontrar a quien echarle la #culpa de aquello que nos sucede, de tener contra quien desahogar nuestras emociones que han mutado desde la experiencia dolorosa.

No pretendo hacer apología a las personas que en efecto hacen daño a otras, lo que quiero es mostrar una estrategia más efectiva en vista de tan desamparador panorama. El hombre por su naturaleza es falible, se equivoca y es común que sus errores afecten a otras personas, es normal que les causen #dolor [El #dolor no es opcional, no se trata de merecerlo o no, es otra de las variables que de manera transversal afecta a la humanidad, y de hecho es algo que nos permite sentir que estamos vivos], aunque debo decir que es también muy común que dichos actos carezcan de la #intención de dañar (nuestra experiencia en psicoterapia indica que la intención de daño aparece en un porcentaje muy pequeño en las personas que acuden a consulta, y aducen que quien o quienes pudieron causarles daño no lo hacían con esta intención directa).
La respuesta al interrogante inicial es [#SI], sufre, quéjate, de ser necesario llora, es la expresión más coherente del #dolor, es lo que debe suceder luego del fracaso, pero nunca te quedes allí, no te conviertas en la víctima, y sobre todo no pelees, con nadie, mucho menos contigo mismo, no le des espacio al odio ni a la desesperanza, aprende la lección enfrentando al #dolor que te causa.
Es una opción, puedes optar por otras o dejar así, aunque sé que el #dolor te alcanzará y con con creces te pedirá espacio para existir, contaminándolo todo en tu presente.