jueves, 14 de mayo de 2015

Las dos caras en la moneda de la Drogadicción

Es sorprendentemente agradable como el gobierno central y local han tomado medidas para asegurar la salud mental de la sociedad en los últimos años mediante leyes y decretos, pero lamentablemente quedaron ahí: en el papel, ''en el papel se ve bonito'' decía un profesor... pero ese es otro tema en el que no quiero extenderme ya que estas lineas están dedicadas a una problemática en el ámbito social y de salud pública: La Drogadicción.

Esta enfermedad (se sabe que existen cambios neuroquímicos a nivel cerebral asociado a factores genéticos y también del entorno) que se manifiesta mediante la conducta compulsiva e inadaptativa para consumir una sustancia psicoactiva o hacia una situación (como la ludopatía y lujuria entendida como adicción NO como pecado) y que afecta la sociedad de una u otra manera (por ejemplo: indigencia, delincuencia, prácticas sexuales de riesgo, prostitución, etc) ha sido tratada desde dos visiones totalmente divergentes: Desde lo Social y Desde lo Clínico.

El enfoque social de las entidades en Bogotá buscan "la reducción de riesgo y mitigación de daño" es decir: "que consuman pero que eso no se convierta en un problema individual ni social" y de esta manera paliar los efectos nocivos en la sociedad.

El enfoque clínico busca "la abstinencia total" entendiendo la adicción como una enfermedad crónica y progresiva que NO es curable pero SI es tratable.

Es así que mientras los Centros de Encuentro y Acogida, Centros de Atención para la Drogadicción pertenecientes a la Secretaria de Integración Social mitigan el daño, los Centros de Salud, Las Unidades de Salud Mental, Hospitales y Centros de Atención para la Drogadicción pertenecientes a la Secretaria Distrital de Salud promueven el cero consumo haciendo oda a esa caricatura de dos marineros en un bote remando para lados opuestos.


Si uno observa el modus operandi del adicto habitante de calle (principal usuario de estos servicios) podríamos evidenciar la migración de una institución a otra a lo largo de su vida (intenta dejar de consumir de una buena vez y al recaer va a otro centro donde le ayudan a "controlar el vicio" y luego regresa al primer centro para intentar dejarlo por completo porque vio que no se podía dar "esos permisos") perpetuándose este "círculo vicioso".


Esta corta historia acerca de las políticas públicas en drogadicción nos llama a reflexionar acerca del ''actuar'' a nivel macro mediante un equipo interdisciplinario que aporte los diferentes enfoques respecto a esta situación para que la intervención sea contundente y traduzca una real solución para nuestra sociedad incluyendo la recuperación de las personas que sufren de esta enfermedad.

Kris Maykol Rey Sánchez. MD.Msc.


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