lunes, 18 de agosto de 2014

[#IDENTIDAD]: ME DA GUSTO CONOCERTE, SOY… ¿…?


En potencia el ser humano tiene la oportunidad y capacidad de interactuar con un sinfín de personas, configurando relaciones que pudieran ser: cercanas, distantes, pasajeras, someras, superfluas, profundas, espontáneas, trasparentes, honestas o interesadas en cosas que en cantidad y orientación no han podido ser calculadas si consideramos la complejidad y subjetividad inherentes al ser humano, lo que interesa es el contenido de ese encuentro, comunicación (verbal-no verbal), intercambio de apreciaciones y significados enmarcados en códigos sociales y una indiscutible intención de agradar.

Luego de zafarte de tu traje de “profesional” (¿cuántas existen?: miles) o del oficio u ocupación que actualmente te brindan prestigio y te dotan de características que socialmente son apetecidas (la lista se extendería demasiado, dejémoslo en artículos costosos, o bien, en cualquier cosa que se consigue con una determinada cantidad de dinero, usualmente alta en comparación a lo que el promedio de personas paga por un bien, y claro, la tan preciada belleza típica) simplemente quedaría un ser humano común y corriente, que sin ser peyorativo, creo, poseería características inferiores a muchos, estándar o promedio a otro tanto y en duda superiores comparado con otros.

Lo planteado anteriormente nos aleja de concepciones y esquemas típicos a nivel cultural, nos somete a cuestiones existenciales que usualmente sucumben al ruido de la moda, de lo popular, de lo normal y estruendoso de la vida moderna, un amasijo de juicios que alienan la existencia del ciudadano común, de a pie. La cuestión reside en lo insoportable del promedio, de aceptar que todo siga igual, de la conformidad a lo impuesto, de la capacidad de escoger de entre lo que nos dejan escoger, una libertad limitada por las fronteras y perturbada por las dudas que nuestros coetáneos siembran al cuestionar lo auténtico, lo razonablemente apartado de lo que opina el sentido común, el montón.

La pregunta queda en el aire, susceptible de respuestas elaboradas, de discursos justificantes y seguramente aceptados por el mismo montón. La sugerencia es pensarse, honesta y escuetamente, aceptarse y de manera concomitante aceptar la opción de cambio, de mejora… en este caso las respuestas no son buenas o malas, simplemente satisfacen o no el sentido de existir, y claro, justifican el devenir de la vida.

¿ERES LO QUE TIENES?, ¿ERES UNA PROFESIÓN?, ¿ERES UNA MARCA?, ¿ERES UNA MODA O TENDENCIA?, ¿ERES UNA OCUPACIÓN U OFICIO?... ¿QUÉ O QUIÉN ERES?

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